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lunes, 30 de junio de 2008

O morir renunciado de tu endeble querer

Pasaré por tu casa como un viento nevado,
con el álgido frío que en mi alma has dejado;
te traeré mi silueta adornada de hastío,
con guirnaldas cenizas y un dolor ya vacío.

Pasearé mis recuerdos por tus ansias de olvidos,
lloviznando mis cuitas de tesoros perdidos
y frugales deseos volverán a llover
sobre este desierto que se llama “querer”.

Pasaré por tu vida como el cierzo y el frío;
empeñando caricias del abrazo bravío
que dejara en tu puerta mi cansancio soez,
y mirando tu aroma, pediré otro “tal vez”.

Te seré bucanero, astronauta o mendigo,
te seré aquél silencio de aquél canto de amigo
que se bate en las noches por un mal proceder
y quizás me amilane por otro agrio “volver”.

Tu recuerdo me incita, mi pasión se escabulle
por rendijas silentes de mi sangre que bulle,
y no queda otra gesta que intentar renacer
en tus brazos de fiesta, en tus ojos de miel,
y en los besos que viajan de tu labio a mi piel,
o morir renunciado de tu endeble querer.

miércoles, 18 de junio de 2008

La luz (distorsionando realidades)

La luz es una lluvia
de joyas microscópicas
que pincelando va
la bóveda celeste.

La luz es; pues, nevada
de lágrimas friolentas,
que viene ventisqueando
el lienzo del planeta.

Ah luz impertinente,
canalla y fraudulenta
¿por qué cubres el manto
del orbe sideral?

sábado, 14 de junio de 2008

Nostalgia carmesí

Nostalgia que me enamoras
desde el alba hasta el ocaso
transformas en un fracaso
la pasión que me demoras.

Nostalgia de trenzas moras
que me sigues paso a paso
¿no te cansas nunca acaso
de robarme tantas horas?

Dí por qué me inmovilizas
nostalgia triste y sentida
a pesar de mi rechazo.

Hay un fuego que se atiza
en la fragua de la vida
y en el sol de tu regazo

es la llama que revierte
el futuro de mi suerte
alejándote de mí:
mi nostalgia carmesí...

jueves, 12 de junio de 2008

Tristeza desbordada

Cuando la tristeza desborda su límite
se transforma en apatía
y ya no nos importa nada,
ni las risas ni los llantos,
ni la luz ni la tiniebla,
ni la vida ni la muerte,
ni el cielo ni el infierno.

Y es entonces cuando enviamos
nuestras sendas al ocaso,
es entonces cuando damos
nuestras vidas al acaso
y el azar; que es insensible,
nos devora paso a paso.

Y el suicidio delincuente
se apodera de la mente…

domingo, 8 de junio de 2008

Preludio a la ruptura (soneto)

Escuálidos escualos danzarines
te llueven de la boca y de los ojos,
vertiendo tus desdichas como abrojos
y lloros de caídos querubines.

Silentes, los silencios saltarines
te abordan restaurando tus enojos
y matan poco a poco mis antojos
de salvia, de cayenas y jazmines.

Me pierdo entre tus gritos y tu llanto,
no entiendo que he de hacer con tu tristeza
ni quiero ya tus cuitas y tus penas.

Amor; te lo aseguro, ya no aguanto,
me tienes confundido y de cabeza
y quiero al fin romper estas cadenas.