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martes, 1 de marzo de 2011

Cardenal (o Amoricidio)

(Escrito entre el 1980 y el 1984, no recuerdo bien cuándo)

Pájaro herido
Amor:
Jugabas con nuestra piel
cuando besaba sus labios;
jugabas con nuestras miradas
cuando acariciaba su seno,
y el juego se hizo guerra
y la guerra se hizo sangre
y crepúsculo de un sol que se ocultaba,
escondiéndose detrás de la tela nocturna.

Amor herido
Cardenal rojo
Amor ensangrentado
te lamentas hoy; no gritabas pero
cuando yo quería escucharte.
Y la nieve cae fría y granulosa
son lágrimas heladas
blancas, sufridas, vacías
aquellas que en invierno lloran
sobre nuestro amor herido.

Mírame
observa con atención mis ojos,
están por explotar
están por irrumpir en un chorro
de dolor y angustia.
Y mientras, él, trata de levantar el vuelo
mas tiene las alas desgarradas
nuestro amor
y se queda allí; a mi lado
para encararme el error,
para condenarme
permanece allí; quieto, a mi lado
quiere volar,
grita
asemeja a la voz de la consciencia
pero no es la consciencia;
es el cardenal rojo
ensangrentado
agonizante
que no muere jamás,
ni calla
acusa sin piedad
yo intento explicarle
trato de hacerme entender
pero él está herido
no escucha razones,
no comprende
no quiere comprender por estar herido
y sufre
y sufre
y bien es sabido
que aquél que sufre
no quiere entender;
nada le importa, nada…

Me niego a escucharle más
pero su voz es demasiado aguda
chillona
y yo
para acallarlo
lo ahorco
lo asfixio
lo mato
y después…quedo allí
a mirarlo
ya muerto,
silencioso, estático, inmóvil, rígido
como yo
rígido
y tan vacío

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