Contundente es el receso de la aurora.
Sus colores sanguinarios me incomodan,
cual ocaso matutino se desploman
sobre aceras taladradas por las ansias.
Y ansimante es el momento matinal,
todo fluye como un tiempo indefinido,
como el aire que se muestra enrarecido,
virulento, deleznable, apagado y aturdido.
Y el silencio; intrigante y comedido,
es el cómplice secreto del sedal,
es la trampa caza bobos que me espera,
es la mina desde el campo de batalla
asechando mi inconsciente caminar.
Mi tristeza me apabulla y me acaricia
revelando desenlaces sin cuartel:
Distorsiones persiguiendo realidades,
Realidades sin migajas de verdad.
Mi tristeza se escabulle entre las sombras,
se me aleja y se me acerca una vez más
en un baile de macabras consecuencias;
en la danza que el suicidio destruirá.
Es por esto que me voy a la farmacia
y me compro mi cajita de prozac.