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sábado, 15 de octubre de 2011

Divagaciones



El silencio del silencio en el silencio de las almas
silenciado por los brotes de los bordes de las llamas
me recuerda las ingratas melodías de una cama
entre comas y más comas y entre puntos suspensivos;
suspendidos y evasivos.


Sólo quedan unos cuantos parvularios en la mente
sólo escoria de una vida indefinida 
entre pedazos de memorias que se esfuman impalpables
como heladas en los día calurosos.


Y borrosos...
los recuerdos no recuerdan sino cortes tremebundos
sin romances ni paseos ni besitos de mejillas 
ni platónicos augurios ni los pasos aprendidos en pareja
como danza, como baile, como risas, como amores...


No hay dolor sin el dolor que no se siente si se enciende
la insensible insensatez de corolarios o teorías y anatemas
y los temas que quedaron se presentan espectrales
invisibles, invencibles, y deformes y mortales.


Tan mortales como pieles asoleadas en la orilla del salitre
tan saladas, salobreñas, sazonadas y encurtidas
como vidas despedidas sin adioses...

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