Crisol que ardes más allá del limbo
en una hoguera de indeterminada llama
y te desvelas y ayunas y evaporas
aprieta el paso que ya se va el respiro
y negligente y trajeado de suspiro
se aleja cauto con aire clandestino.
La fogarada que danza inútilmente
ya no alimenta tus canas sonrojadas
y qué te queda: tan solo un agua clara
para el suicidio de teclas y de agujas
y alumbramientos de agnósticas vigilias...
Es celulosa el vino de la rosa
es pedernal el sueño del hogar
es el cristal perenne río vital
y es firmamento el soplo de un momento.
Y es firmamento el guiño de un instante
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