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domingo, 24 de octubre de 2010

Poemas que re-escriben mis congojas

Escribo poemas que se escriben a si mismos
y re-escriben mis congojas escribiendo sus estrofas
en el alma pueblerina de una niña muy risueña
es la niña de tus ojos en lapislázuli encajada
como  estática marea,
como playa sin oleaje,
como invierno sin helada
como alba sin rocío...

¿es que acaso no me sientes?
¿es que acaso no sientes los dolores de la ausencia?
¿tan lejana es la distancia
que te aparta de mis manos;
que no puedes ni sentir las caricias de mi alma?

Todo el mundo te recuerda
cuando evoca tus caprichos
en sus cándidas,  bucólicas
onomatopeyas
en sus salobres y ecuóreas
armonías de pleamares.

Todo ruido es remembranza de tu risa
toda lluvia es memoria de tu llanto
todo trino, todo aullido, los maullares y silbidos
todo todo  me tortura, me apuñala, me degüella
si no estás junto a mi huerta.

¿Qué es el mundo sin la luz de tu silueta?
Una jaula, un establo,
una cárcel prisionera
de sus propios barrotes
nada más que un desierto
en un páramo olvidado.
Con el frío de cobija
yo me acuesto
si no estás ya tú a mi lado

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