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lunes, 7 de enero de 2008

Amor de hojilla.

Aguardo
un silencio de ultramar
que se dispara hacia ultratumba,
en tus ojos de abedul.

Espero
una caricia viandante
galopando sobre vientos alisios
hacia un recuerdo ausente.

Ansío
el volumen de tu prosa,
la diafanidad de tu verso,
la nitidez de tu aliento
en mi mejilla.

La hojilla
empuñada por palabras indelebles
es el único amor que me evoca
un palpitar de alamedas,
un tiritar de manzanares,
un pendular de nogales,
un balancearse de pinedas heridas por la nieve.

Aguardo
un silencio de ultramar
que se extiende hacia ultratumba
en tus labios de oropel.

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