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lunes, 7 de enero de 2008

Cruel indiferencia

¿Habrá dolor más profundo que el generado
por la cruel indiferencia?
Sentirse estorbo incluso en familia,
ser rechazado una y otra vez
por aquellos seres que nos dieron la vida,
ser apartados, alienados, marginados,
como turpial en jaula enjoyada y vistosa.

Es que hay padres que reniegan de sus propios hijos,
es que hay seres que desplantan al amor mismo,
¿a qué le temen?
¿Es que acaso estos niños piden fortunas?
¡no! tan sólo una caricia,
un abrazo, una sonrisa, una señal
de que en realidad existen
y el mundo sabe que existen.

Lo siento si aquí no me salió un poema
pero la rabia me ofusca,
el dolor me obnubila,
la impotencia me hace estallar
entre la culpa y la vergüenza.

¿Cuántas esperanzas desvanecen en las calles?
¿Cuántos niños se sienten estorbos
en sus propias casas?.
¿Hasta cuándo Dios mío?

¿Habrá mayor tristeza que la de un niño abandonado?;
pues si la hay
es la tristeza de un niño rechazado una y otra vez
por sus propios padres.



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