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lunes, 7 de enero de 2008

Se me subió la depre.

La última caricia en el lecho de muerte,
todas las noches repitiéndose
como un holocausto cotidiano.

Y yo, mi soledad siamesa
y la terrible osadía agorera,
le decimos adiós;
noche a noche,
a tu cruel ausencia.

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